Trabajo, esfuerzo, sufrimiento, sacrificio, enfermedades, caídas, lesiones, doping… Son palabras que junto a otras, escuchamos a diario en el mundo del ciclismo, palabras que nos recuerdan el lado negativo de este deporte.
Pero el ciclismo no solo es eso, triunfos, compañer@s de equipo, amig@s, carreras, es sacrificio y la felicidad de cada uno como la de los demás, ánimos, afición… Las palabras del primer grupo, nos enseñan a tirar hacia delante y ser más fuertes. En cambio, las del segundo grupo en cambio, nos dan razones para seguir practicando el deporte que tantas alegrías nos da. Podemos ver el lado positivo.
Muchas veces, y en la misma temporada, vemos las dos caras del ciclismo; por factores que no están en nuestras manos, no podemos rendir tal y como nos gustaría, o no podemos llegar en el punto de forma que nos gustaría a las carreras que queremos y son especiales para nosotr@s por distintos motivos. Pero otras veces, todo va sobre ruedas, rendimos en el nivel deseado, conseguimos triunfos fruto de un buen trabajo.
Este deporte, nos da muchas sensaciones, emociones y premios como recompensa a nuestro trabajo, regalos de verdad, regalos que quedan en la memoria de cada un@. Pero cuando gente que vive fuera de las puertas de casa, ve, valora y quiere recompensarte por el trabajo realizado, no queda otra que dar las gracias. Está claro que esta no es la razón más importante para ser ciclista, pero cuando esos premios vienen como reconocimiento, es de agradecer. Es una razón más para seguir hacia delante.
Por lo tanto, solo me queda dar las gracias por darme la oportunidad de vivir la cena y el premio en Urkamendi Elkartea, el pasado viernes. Para las muejres, este deporte es muy duro, y muchas veces, no tiene eco en los medios de comunicación, pero solamente por esa afición, que desinteresadamente y a cambio de una sola sonrisa dan esos premios, merece la pena seguir luchando y pedaleando.
GRACIAS DE CORAZÓN.
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